Knetha siempre ha querido proporcionar un hogar seguro a sus hijos, Jamarieae, de 21 años, con parálisis cerebral, y Ricardo, de 19 años. Por eso se alegró mucho de asociarse con Habitat for Humanity Greater Orlando & Osceola County para comprar una casa, con características de accesibilidad personalizadas, que realmente se ajusta a su presupuesto.
La parálisis cerebral afecta a la capacidad de Jamarieae para moverse y mantener el equilibrio y la postura. Además, esta enfermedad de por vida le dificulta la comunicación con los demás.
"A Jamarieae le hace mucha ilusión tener su propia habitación porque hasta ahora siempre la ha compartido con su hermano", dice Knetha. "Con el espacio extra, podremos conseguir una silla reclinable, que le ayudará a estar más cómodo".
Knetha tampoco puede pensar en nadie que merezca más que Ricardo tener su propio espacio. Durante toda su infancia, Ricardo soportó a los matones que se burlaban sin cesar de la discapacidad de su hermano.
"Tuvimos que superar algunas de las limitaciones de tener una persona muy especial en nuestra familia. Nos han pedido que nos vayamos de algunos sitios porque Jamarieae estaba un poco sobreexcitada. Aunque las cosas no son tan sencillas para nosotros como para otras familias, seguimos siendo felices y nos mostramos amor incondicional. Como equipo, salimos airosos de esos obstáculos", afirma Knetha.
Alcanzar un objetivo a largo plazo
Knetha y sus hijos recorren su casa por primera vez.
Durante años, Knetha se desanimó al tener que pagar alquileres elevados por un apartamento en el que no podían maniobrar con seguridad la silla de ruedas de Jamarieae. Aunque tenían un elevador hidráulico, era demasiado grande para el apartamento, así que tenían que levantarlo manualmente por el estrecho pasillo y entrar y salir del dormitorio y el baño.
"Es frustrante sentir que no puedes elegir dónde vivir y saber que nunca podrás conseguir lo que necesitas", afirma Knetha. Intentó buscar una casa para comprar por la vía más tradicional, pero descubrió que o eran demasiado caras o no eran accesibles para Jamarieae.
Después de conocer Habitat Orlando & Osceola, Knetha supo que este era el mejor camino para alcanzar su meta de tener una casa para su familia. Dice que cuando se aprobó su solicitud para el programa de propiedad de vivienda, fue la primera vez que se sintió esperanzada de poder alcanzar algo con lo que siempre había soñado.
Knetha está agradecida por las clases de HabitatU, una parte obligatoria del programa de propiedad de vivienda que le enseñó cómo conservar su inversión y mantenerla durante muchos años.
"Aprendí mucho en las clases de mejoras del hogar y cómo puedo hacer yo misma algunas cosas que hay que hacer en casa", dijo Knetha. "Las clases de educación financiera reiteraron la importancia de hacer un presupuesto para llevar un registro de mis gastos y cómo asegurarme de pagar las tarjetas de crédito para reducir esas altas tasas de interés".
Un hogar que siempre será un lugar seguro
Knetha cerró la compra de su casa en marzo de 2022.
Ahora, la familia puede vivir en una casa accesible que permite a Jamarieae moverse con más libertad. Su casa en Habitat Orlando y Osceola Silver Pines Pointe subdivisión incluye una ducha con barras de apoyo en lugar de una bañera y pasillos ensanchados y entradas de las habitaciones que son accesibles en silla de ruedas. La puerta principal es una entrada sin escalones, ya una característica estándar en cada una de nuestras casas.
La nueva casa de la familia también está certificada por la Florida Green Building Coalition y equipada con tejado y ventanas resistentes a la intemperie, electrodomésticos de bajo consumo y un sistema de seguridad doméstica.
Knetha está deseando disfrutar del sentimiento de comunidad que Silver Pines proporcionará a su familia.
"Mi objetivo es hacer de esta casa mi hogar", dice Knetha. "Tendré vecinos constantes, no como en un apartamento, donde la gente entra y sale a menudo. Podré establecer relaciones sólidas con mis vecinos. Espero encontrar intereses y objetivos comunes y trabajar para construir juntos una comunidad."
Para Knetha y sus hijos, la espera de dos décadas para conseguir una vivienda segura y estable por fin ha terminado.
"Llevo mucho tiempo preparándolo", afirma. "Aunque me hubiera gustado que mis hijos tuvieran esta casa cuando eran pequeños, me alegro de poder dársela ahora. Siempre tendrán un lugar seguro al que volver".
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